martes, 12 de abril de 2011

SE AGOTAN LOS BOSQUES NATURALES EN COLOMBIA

SE AGOTAN LOS BOSQUES NATURALES EN COLOMBIA‏
marzo 19, 2008 por colectivoambiental

Nicolás Navarro Laserna.
Ecólogo, Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá – Colombia

Sí a la reforestación, pero sin Ley Forestal

El 31 por ciento de los bosques nativos de Colombia ha sido arrasado, lo que se traduce en una tasa anual de deforestación de 598.000 hectáreas. El profesor Orlando Rangel hizo una radiografía sobre las causas e implicaciones de esta preocupante situación en el país, que de no tomar acciones, podría presenciar un agotamiento del capital natural en 94 años.

Cuando hace dos años se conoció la aprobación de la Ley Forestal (ley 1021 de 2006), se presentaron –un poco tarde como es nuestra costumbre– manifestaciones de preocupación por su alcance en cuanto a la conservación y preservación del bosque nativo. Varios artículos y la realización de foros y reuniones, que en nada conmovieron al gobierno, fueron las notas destacadas de la reacción tardía de la ciudadanía ante esta embestida de la globalización.

Las cifras sobre consumo de madera, cuatro millones de metros cúbicos anuales y la fuente de procedencia de la misma –bosque nativo (80%) + plantaciones (20%)– debería ser el argumento de mayor peso para que se planearan estrategias que permitieran proteger los escasos remanentes de bosque natural, al tiempo que se incentiva la reforestación.

Las cifras sobre deforestación y agotamiento de bosques en Colombia demuestran categóricamente que las intervenciones relacionadas con la explotación maderera, la incorporación de nuevas tierras a la explotación agropecuaria y el avance incontrolado de obras civiles y de los cultivos ilícitos han significado la extinción del 31% de la cobertura boscosa original de la Nación, llevándonos a la preocupante tasa anual de deforestación de 598.000 hectáreas.

Reforestación comercial

Las implicaciones de esta intervención descontrolada no han merecido la atención de los entes gubernamentales directamente relacionados con la protección y preservación del inmenso capital natural (biodiversidad) que un día tuvimos y, por el contrario, se insiste en el erróneo planteamiento de descapitalizarnos en lugar de utilizar los bienes y servicios que el capital natural presta.

Una de las estrategias apropiadas para disminuir la presión sobre el bosque nativo es incrementar la superficie con programas de reforestación comercial, razón por la cual nadie dudaría en apoyar la iniciativa si se realiza en la forma, en la superficie y en los lugares que repetidamente los entes académicos y los expertos han señalado.

Los estimativos sobre reforestación industrial en el país son contundentes en cuanto al incumplimiento de las tasas de reforestación propuestas en diversas épocas. Ante la pobreza de la superficie con programas comerciales de reforestación que para el periodo 1962-1980 significaron 92.000 has, se propusieron entonces para el período 1980-1998 incrementos de 10.000 hectáreas por año (meta 180.000 has) y, en el caso más favorable, de 40.000 hectáreas por año (meta 720.000 has) adicionales a las plantaciones existentes en esa fecha.

Para 1998, la superficie con plantaciones reforestadas era de 87.000 has, es decir, que el no cumplimiento de las tasas propuestas significó un déficit de 185.000 y 725.000 has, de allí que podríamos afirmar que en ese período de 18 años no se incrementó si quiera en una hectárea la superficie con programas de reforestación comercial (Sistema de Información Técnico Forestal, SITEP, 1997). Si el consumo anual de madera sigue al mismo ritmo, o se dobla, es obvio que para resolver el déficit se seguirá recurriendo al bosque nativo.

Estrategia a 20 años

En la actualidad, cuando se discuten las implicaciones del cambio climático en la economía y en la calidad de vida de los colombianos y está en auge el impulso a los biocombustibles, la actividad reforestadora es la indicada para cumplir con varios de los propósitos que nos facilitaría enfrentar en mejores condiciones las consecuencias de los dos eventos mencionados anteriormente, a la vez que nos ayudaría enormemente en el propósito crucial de salvar al bosque nativo.

En el país, el impacto de la reforestación ha tenido su mínima expresión y con el ritmo con el cual marcha la actividad, junto con otros procesos transformadores del entorno natural, el agotamiento del capital natural se presentará en unos 94 años, si no se toman medidas que permitan detener estas desaforadas tasas de deforestación.

Bajo las consideraciones anteriores, un proyecto que trate de incentivar la reforestación comercial que no incluya explotación con fines madereros del bosque nativo debe ser apoyado por la sociedad colombiana. Los conocimientos generados en los últimos 20 años sobre especies autóctonas con potencial maderable y las posibilidades complementarias de apropiación de los bienes del bosque nativo (sin transformaciones de sus condiciones originales) deben incorporarse en estos paquetes tecnológicos que apuntalen el esfuerzo reforestador del país.

Una iniciativa que promueva la reforestación comercial en la cual se ofrezcan facilidades de orden administrativo (incentivos tributarios, agilidad de trámites) es bienvenida y debe ser apoyada, ya que de esta manera se salvaguarda al bosque nativo, al disminuir la presión por la demanda de madera.

Los actos relacionados con aprobación de la ley, derogación de la misma por la Corte Constitucional y presentación de una propuesta alternativa han sido liderados por el Ministerio de Agricultura, que ha copado los vacíos del Ministerio del Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT), desafortunadamente no para buscar la protección del capital natural (biodiversidad, bosques), sino para impulsar de manera equivocada la apropiación del mismo, como quedó demostrado con la derogada Ley Forestal y los intentos recientes de revivirla.

En síntesis, bienvenida la reforestación en todas las escalas y en todas las áreas geográficas que requieran la restauración y recuperación de las condiciones originales del entorno, ya que de esta manera disminuirá la presión sobre el bosque natural y conseguiremos el objetivo primordial de conservar los remanentes de capital natural (bosques) que aún persisten en nuestro territorio.

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