Mario Calderón Rivera
"El reino de las hormigas" es el título del libro que el profesor Edward O. Wilson ha dedicado en muchas de sus páginas a las hormigas "arrieras colombianas", incluyendo una visita a la zona de Mariquita en 2010. Se trata de una síntesis abreviada perfecta de su monumental obra "Viaje a las Hormigas", publicada en 1996.
Wilson es calificado como la primera autoridad mundial en el reino de las hormigas. Algo que esencialmente ha sido lo más novedoso en su teoría sobre la Sociobiología, un área del conocimiento que utiliza para explicar la conducta social de los insectos y de otros animales incluyendo la especie humana. Entre otros hechos registrados está el que las hormigas y las termitas, junto con muchas avispas, son los más sociales de todos los animales.
Fue así mismo escogido por la Academia Sueca de Ciencias para el premio Crafoord, referido a biología, oceanografía, matemáticas y astronomía, no cubiertas por los premios Nobel. Es una de las dos únicas personalidades que han sido distinguidas con la medalla nacional de la ciencia, el galardón más alto de su clase en los Estados Unidos, y en dos ocasiones se le ha otorgado el premio Pulitzer en literatura. Ha recibido 27 doctorados y es considerado una de las primeras autoridades en megabiodiversidad tropical.
Lo más atractivo de este viaje del profesor Wilson a Mariquita es que lo hizo en compañía de don José Celestino Mutis, poniendo al descubierto los hasta ahora desconocidos escritos e investigaciones sobre las hormigas dejadas por el hombre que dirigió la Expedición Botánica. Pero además teniendo como mentor nada menos que a Carlos Linnaeus y de la mano con el sabio Alejandro de Humboldt, considerado en los altos círculos europeos como el segundo hombre más importante de su época, después de Napoleón, y cuya presencia a través de los países andinos se prolongó por cuatro años.
Conforme a la información acumulada por los investigadores y por él mismo, el profesor Wilson estima que en el mundo existen más de 14.000 especies de hormigas, de las cuales por lo menos una cuarta parte se encuentra en Centro y Suramérica. Para él Colombia es uno de los países "megabiodiversos" de la tierra -incluyendo las hormigas- igualado solo por Brasil en riqueza de flora y fauna. Porque no resulta raro encontrarse 200 o más especies de hormigas en un área de pocos kilómetros de territorio, muchas de las cuales se hallan todavía sin clasificar.
El Sabio Mutis revela en sus escritos la inmensa riqueza en hormigas que tiene el norte de Suramérica y que incluye las "superestrellas", cuyas inmensas colonias y "bizarra" conducta atrae la atención de cualquier visitante. Son, precisamente las "arrieras" del género ATTA que recogen enormes cantidades de vegetación fresca que les sirve como sustrato para sembrar jardines de hongos dentro de sus nidos. Observando la comunicación entre las portadoras de partículas de hojas, encontró que buena parte de las señales que usan son basadas en secreciones exocrinas (feromonas ) transmitidas de una a otra.
Mutis revela que un curioso personaje, don Gregorio Londoño, le brindó información muy valiosa sobre las "arrieras". Las "destructoras de árboles", por ejemplo, siempre dañan árboles distantes unos de otros, de tal manera que para conocer a las responsables del daño los campesinos tienen que identificar el sitio de procedencia casi siempre alejado del área donde se causó el ataque. Mutis rápidamente identificó los mecanismos de corte de vegetal de las "arrieras". Están dotadas de una "tijereta" como la de las aguilillas depredadoras de insectos, capaces de cortar en el aire con precision matemática la parte que consumen de sus presas. Las "arrieras" excavan el suelo mientras mastican el material verde con inteligencia y rapidez. Su nido ocupa un área de 4 a 6 varas de diámetro en tierra blanda colmada de pasajes y galerías. Hay depósitos de sustrato debidamente localizados y protegidos contra depredadores. Las reinas "arrieras" más grandes del mundo se aparean con igual nombre de machos que han surgido de nidos vecinos. Luego de encontrar asentamiento, comienzan a construir su nido que puede ser de inmensas proporciones y que acumula material esponjoso compuesto por vegetación fresca y gotas anales. Son auténticas jardineras. Mutis y Wilson asumen, además que, en el marco de la Sociobiología, las "arrieras" son genética y socialmente "vegetarianas". Su organismo con glándulas endocrinas con tóxicos que afectan al hongo pero no a ellas, es capaz de generar fungicidas que afectan hongos ajenos pero no los de ellas.
Según Mutis hacia finales del siglo XVIII las "arrieras" eran la gran peste en el Nuevo Reino de Granada. Los intentos por enfrentarlas siguen siendo difíciles en muchas regiones de Suramérica y, según él la agricultura en el Nuevo Reino de Granada y Brasil estaría siempre amenazada. Tanto como para recordar el dicho popular de que "o Brasil conquista las hormigas, o las hormigas conquistan a Brasil".
El control de las "arrieras" se hacía con fuego y lodo. Un método alternativo descrito por Mutis era el de sembrar árboles de " cacotaya" alrededor de los hormigueros, algo que representa una de las primeras muestras de control biológico, como lo fue el de recurrir a trasladar el nido cerca de cultivos de cítricos y de yuca, bajo el supuesto de que la destrucción de la hoja no afectaba los tubérculos y, al contrario, mejoraba su tamaño y sabor. Sin embargo, investigaciones parecen demostrar lo contrario.
Por mucho tiempo se mantuvo la incógnita sobre el verdadero volumen y cantidad de las "arrieras" compartiendo su maravilloso hábitat. Con un trabajo de filigrana matemática, que incorpora a infinidad de factores" como la velocidad con que la fila marcha, su longitud, el tamaño y peso de las partículas transportadas etc, concluye que entre 600.000 y 800.000 serán las nuevas criaturas de la nueva colonia. Aunque lo que parece increíble es que la generación de empleo directo solo en el transporte llega a 86.400 "mulas" y de 172.800 en el proceso constructivo. Añadido todo esto a la población ya establecida y adulta podrá llegarse a una megalópolis de 4.752.000 habitantes.
Razón de sobra para que el profesor Wilson encabece su libro con una exclamación salida del Sabio Mutis: "Oh sagrado Dios! Cuánto tiempo y perseverancia se necesitan para descubrir los secretos de la naturaleza!!!!
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