Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Colombiano
leodequevedom@gmail.com
El discurso de las locomotoras y la prosperidad, de la inversión social no ha hecho énfasis en la mejoría de nuestro sector agrícola. Somos un país de sombrero y ruana.”Y nadie lo puede negar”, como dice el tango. Somos un pobre de tierras fértiles, de tierras desocupadas por falta de apoyo al hombre que se levanta mirando a la tierra y quemando su espalda al sol mientras abre surcos de dolor y papas, mientras ara con bueyes y callos en sus manos.
Ahora que se presenta un proyecto de ley sobre la reforma a la educación superior, veremos si entre tanto artículo se coló un mico que hable sobre ayuda para tecnificar nuestros campos. Sería un auténtico mastodonte entre tanto lugar común y tanta alharaca. Nuestros gobiernos o desgobiernos, se han olvidado que la yuca, las frutas, la batata, los fríjoles, la papa, la alverja o arveja, se cultiva, se recoge en su mayoría manualmente en Colombia. Que la economía se hace no solo sentado en una curul, en una oficina o en un palacio, sino en la lejanía de las veredas, los corregimientos, los montes, junto a quebradas y cuencas.
¿Quién ha ayudado a los padres y madres de familia a educarse junto a sus eras, a ponerse al día en técnicas de siembra, mejora de tierras, refresco de la misma con cultivos alternativos? Quién le enseña a echar cuentas y ver su futuro y el de sus hijos, a mejorar su vivienda, a asociarse para fortalecer su economía casera y acceder a préstamos? ¿Quién se le pone a su lado para mostrarle senderos de progreso, de bienestar y seguridad social, los beneficios de tener Sisbén, de cotizar para pensión? ¿Acaso no merecerá ese Sector secularmente aislado y olvidado subsidios por dos o tres años libres de pago, como se hace con ancianos, desplazados, facinerosos que se entreguen?
Esos pacientes habitantes del agro merecen una ayuda, una inversión que nunca han gozado. Y esa inversión es que como Mahoma, vaya el Sena al pie de su casa y los ayuden a agruparse, a conocer la bondad de la unión para salir adelante, para acceder a préstamos blandos, a capacitarse en manejo de maquinarias y tecnologías propias del trabajo rural. Tal como se ve en España, en Francia, en Holanda, por ejemplo. ¿Hasta cuándo entenderá el gobierno que no solo explotando carbón o buscando oro y petróleo se enriquecerá el hombre y el país?
Pareciera que al gobierno solo le interesara lo que hay debajo de la tierra y no le importara lo que puede producir el agro. Que le interesara solo lo que vienen a destruir los canadienses, los brasileros, los ingleses, los extranjeros y mostrar luego el fabuloso incremento de la balanza comercial por la “inversión” que ellos hacen en lagunas, montes, selva, causando erosión y contaminación en ríos y montañas. Parecería que eso no les importara a Ministros de Agricultura, de Comercio Exterior, de Hacienda, de Educación, de Ambiente, de Minas y Energía.
No sabemos qué planes de extensión in situ tiene el SENA cerca de veredas, junto a las casuchas de labradores y sembradores curtidos en sus manos y pies sin alpargatas. Que no “ofrezcan” planes a los campesinos en la ciudad, lejos de su entorno y de sus parcelas. Que se unten de campesino, de tierra, que reconozcan de su sudor, pobreza y de su descuido la gente de arriba, como llamaba Azuela en su libro “Los de abajo” a los gerentes y “dueños” de los bienes que son del pueblo.
Estamos cansados de oír que el Sena ofrece metalistería, hotelería, mecánica, que capacita para la empresa privada para la gente urbana y para las empresas que tienen plata. Hay una gran división entre ciudad y campo. Hay discriminación a favor de la “gran” ciudad y desprecio por la gente desaliñada del campo. Poco son 20 años de olvido, como dice Juan Camilo Restrepo*. El Desarrollo humano no ha existido para los campesinos.
y que hay de agricultura para enseñar a niños con falencias auditivas o similares?...pueden contactarme jirl41@hotmail.com
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